18 febrero 2010

Peter Gabriel - nuevo disco


Peter Gabriel lanzó lo que se puede definir como un disco de ‘covers orquestados’. Esta nueva producción lleva por título Scratch My Back y, de acuerdo a uno de sus colaboradores, será una especie de ‘intercambio de temas’: el cantante inglés versiona a otros artistas, y un grupo de ‘artistas no menos legendarios’ harán versiones de material de Gabriel… algo así como “tú interpretas mi canción y yo interpreto la tuya”.

“Pensé que podríamos excluir la guitarra y la batería, y utilizar únicamente la paleta del piano y la orquesta -afirma Peter Gabriel-. Normalmente defino cómo fijar las letras o los arreglos, y en esto me concentré en ser un cantante y re-interpretar canciones, así que eso estuvo bien”.
Gabriel ha grabado el álbum en los estudios londinenses Air Lyndhurst (propiedad de George Martin), y ha trabajado al lado de los renombrados productores Bob Ezrin (Lou Reed, Pink Floyd, etc.) y Tchad Blake (Suzanne Vega, Sheryl Crow, Tom Waits, etc.)…

Explica el compositor John Metcalfe (Durruti Column): Las canciones son mucho más que simples covers… son notables reinterpretaciones de lo mejor de la música… Es una apuesta bastante radical. Lo que yo hago es precisamente recrear la música de las canciones que Peter ha escogido cantar. Es algo importante, pues algunos de los títulos incluidos están entre los mejores de los últimos 40 años.
El disco es de corte acústico y sólo se usan los instrumentos propios de una orquesta (no habrán guitarras, batería u otros similares)… el sonido va desde compases tranquilos y poco densos hasta los de una orquesta en toda su expresión...

Sabemos que Scratch My Back vendrá seguido de I’ll Scratch Yours. En el primero, a cargo de Gabriel, se re-interpretan temas de varios artistas de la talla de Talking Heads, Regina Spektor o Radiohead; por su parte, “I’ll Scratch Yours” será una suerte de respuesta por parte de los artistas versionados, quienes realizarán covers de temas de Gabriel.

Peter Brian Gabriel (1950, Londres), cuyo último LP de estudio fue "UP" (23 de septiembre de 2002) habla de un "álbum ecléctico, con canciones de culto y temas clásicos".

Los temas recreados por Peter Gabriel en "Scratch My Back" son: "Heroes", de David Bowie; "The Boy In The Bubble", de Paul Simon; "Mirrorball", de Elbow; "Flume", de Bon Iver; "Listening Wind", de "Talking Heads"; "The Power Of The Heart", de Lou Reed, y "My Body Is A Cage", de Arcade Fire.

Así como "The Book Of Love", de "The Magnetic Fields"; "I Think It's Going To Rain Today", de Randy Newman; "Apres Moi", de Regina Spektor; "Philadelphia, de Neil Young, y "Street Spirit", de "Radiohead".

Este álbum ha sido grabado por Gabriel y sus colaboradores en los Air Lyndhurst Studios de George Martin y en Real World Temple, con edición y mezclas en Real World Studios en Wiltshire.

La carrera de Peter Gabriel desde que abandonó "Genesis" en 1975, reúne siete álbumes de estudio, las bandas sonoras de películas como "Birdy", "La última tentación de Cristo" y "Generación robada", y varios discos en directo y compilaciones.

Su amplia carrera musical incluye varios premios Grammy y la creación del festival global Womad. También es co-fundador de la organización de derechos humanos Witness.org en 1989 y en 2007 de Elders.org, apadrinada por Nelson Mandela y fundada por Gabriel y sir Richard Branson.

Los seguidores del ex-Genesis ya han tenido un primer acercamiento al mismo en el pasado festival global Womad: Gabriel, creador del mismo, interpretó allí el tema “the boy in the bubble” de Paul Simon acompañado solamente de un acompañamiento basado en cuerdas.



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10 febrero 2010

Eno pinta con luz

Brian Eno pinta con luz. Sus cuadros, como el medio, vibran y bailan como melodiosos solos de jazz o elaboradas ragas hindúes. De hecho, tienen más en común con la música en directo que con el arte tradicional. «Cuando volví a trabajar en obras visuales, mi propósito era pintar cuadros que fueran como la música», afirma. «Esto supone crear obras visuales que cambien muy lentamente». Eno lleva unos 25 años esculpiendo y mezclando la luz en obras vivas, sorprendiendo en exposiciones por todo el mundo con sus televisiones modificadas, proyectores programados y esculturas luminosas tridimensionales.

Pero a Eno no se le conoce por sus obras visuales, sino por hacer añicos las convenciones musicales como tecladista y alquimista musical de Roxy Music, la legendaria banda de glam rock de los 70. Se le conoce por ser el padre de la música ambiental moderna y por producir canciones para David Bowie, Talking Heads y U2.

Es bien fácil darse cuenta de que las asombrosas obras visuales de Eno podrían quedar relegadas por sus realizaciones musicales. La música es un producto de consumo, es posible escucharla en cualquier lugar. En cambio, es imposible ver en el salón sus obras de arte, que a menudo requieren utilizar artilugios complicados y extraños.

Hasta ahora. Eno ha encontrado el modo de presentar sus cuadros luminosos —alrededor de 77 millones de ellos— en tu propio hogar. Este artista pluridisciplinar, con la ayuda de unos cuantos expertos técnicos, ha creado un programa informático que fusiona continuamente sus obras de luz translúcida para crear una muestra artística en constante evolución en la pantalla de tu ordenador. Además, está acompañado por una pista de música ambiental mezclada aleatoriamente que nunca se repite. Este programa es capaz de crear alrededor de 77 millones de permutaciones de la obra visual de Eno y se titula, con razón, «77 millones de cuadros».

Televisión = Luz

Los televisores son poco más que complejas bombillas. Eno tomó este concepto por vez primera a finales de los 70. «Cuando comencé a jugar con el vídeo, de repente me di cuenta de que el vídeo se basa en manipular la luz, no imágenes», explica. «Esto es así debido a la historia de la televisión: la televisión proviene del cine, y el cine, a su vez, del teatro; así, siempre esperamos que haya imágenes, que tienen que ver con las narraciones y con las referencias a la vida real».

Eno pensaba en algo diferente. Quería utilizar la televisión para crear obras visuales abstractas, es decir, cuadros luminosos. «Por primera vez fue posible disponer de una fuente luminosa muy controlable», comenta. «Podía determinar con absoluta precisión lo que sucedía con la luz en cada punto de la pantalla. Desde luego, todo el mundo lo sabe, pero no se ve así, no se piensa que la televisión es como un cuadro de luz, que es lo que yo pretendía».

En un principio, Eno se dedicó a darle vueltas a la idea de la televisión, sacándola del espacio narrativo y arrojándola al terreno del retrato. Así, grabó las vistas de su apartamento de Nueva York y las presentó en galerías. Las obras fueron un éxito rotundo: estas serenas escenas entusiasmaron durante horas a los visitantes de las galerías. Después, Eno creó esculturas de luz tridimensionales similares a zigurat mesopotámicos utilizando tubos viejos y planchas de poliestireno. También probó con proyectores de diapositivas y a cambiar lentamente las imágenes abstractas.

La obra artística de Eno floreció en el cenit de su carrera musical, pero todavía le resultaba prácticamente imposible mostrar al gran público sus creaciones visuales. Esto cambió con el advenimiento del siglo XXI. «Estaba caminando junto a una mansión con una gran pantalla en la pared en la que celebraban un banquete», describe. «La pantalla estaba apagada, ya que nadie se pone a ver la televisión cuando está en un banquete. Era una oportunidad fantástica de representar algo realmente maravilloso pero, en lugar de ello, solamente había un gran agujero negro en la pared. Entonces, resolví completar, de algún modo, ese espacio vacío».

Quien siembra, recoge

Eno sabía que sería sencillo mostrar sus cuadros luminosos en una pantalla de alta definición, pero buscaba algo más. Así, creó un programa que, por sí mismo, generaba continuamente nuevas obras de arte. El concepto se llama «generativa» y produce una importante cantidad de arte. «Lo que hago realmente cuando trabajo de forma generativa es sembrar semillas, que luego planto, en el caso de "77 millones de cuadros", en tu ordenador», explica Eno. «Después, las semillas se convierten en todos los diferentes tipos de flores que pueden originar».

El artista reunió a un pequeño grupo de jardineros multimedia para que le ayudaran a cultivar su proyecto. Para el procesamiento de imágenes, recurrió al artista gráfico Nick Robertson. Dominic Norman Taylor, director de All Saints Records, subió a bordo para ayudar con la producción. El programador y especialista en vídeo digital Jake Dowie fue contratado para compilar el programa que, finalmente, fusionaría los cuadros luminosos de Eno en creaciones nuevas. El equipo utilizó casi exclusivamente equipos Mac.

«Me resulta difícil saber cómo hubiera trabajado de no haber tenido un Mac», asegura Eno. «Estoy muy contento con el funcionamiento de la interfaz. Para mí es importante mi relación con el ordenador, y creo que es fácil tener un trato fluido y divertido con el Mac».

Más de 300 obras de Eno, la mayoría de ellas grabadas o pintadas sobre diapositivas, fueron digitalizadas para el programa «77 millones de cuadros». Robertson escaneó y retocó minuciosamente cada una de ellas utilizando Photoshop de Adobe y un Mac. «Tomaba elementos artesanales y los incorporaba a un entorno digital», afirma. «La transición desde la obra original a su versión digital fue perfecta». Robertson trabajó durante más de un año, retocando cada imagen y añadiendo secciones transparentes y translúcidas para poder superponerlas. Una vez escaneadas y procesadas las imágenes, Dowie se encargó de hacerlas crecer en las entrañas del ordenador.

Cultivo artístico

Un artista convencional que pintara cinco cuadros al día necesitaría alrededor de 42.000 años para pintar 77 millones de ellos. «Si me hubiera pasado toda la vida intentando crear todos esos cuadros como entidades separadas, no hubiera alcanzado ni la milésima parte de la cifra que esta aplicación es capaz de generar», dice Eno. «Es un modo muy prolífico y económico en el que se obtienen muchos resultados con poco esfuerzo».

Para que todo funcionara, Dowie recurrió a Director de Macromedia. «El verdadero objetivo de Brian era asegurarse de que fuera más parecido a una obra de arte que a un salvapantallas», asegura Dowie. «El reto consistía en tomar las imágenes y definir rutinas muy simples para mostrarlas aleatoriamente en pantalla sin perder su alta definición. Además, todo tenía que ser tan sencillo como fuera posible para no cargar demasiado el procesador. Hicimos muchas pruebas y cometimos muchos errores, pero al final dimos con la solución». En su versión final, «77 millones de cuadros» muestra entre una y cuatro imágenes en pantalla simultáneamente. Algunos de los cuadros de Eno son solamente imágenes de fondo en formato JPEG; el resto son archivos PNG translúcidos que aparecen y desaparecen sobre aquellos.

Eno está, como mínimo, contento con los resultados. «Me gusta el hecho de estar sentado viendo cómo funciona y saber que está haciendo algo que no he visto nunca antes», explica. «Y lo hace todo el día, día tras día. Crea combinaciones y agrupaciones que son realmente sorprendentes y, en algunos casos, asombrosamente bonitas. Es fantástico».

«77 millones de cuadros» no sólo presenta imágenes. Eno utilizó piezas musicales para componer una música ambiental que cambiara continuamente. Las piezas se mezclan igual que los cuadros: capas de sonido entrelazado para crear una obra completa que raramente se repite. Eno utilizó Logic Pro, igual que para todas sus canciones. «Logic es inseparable de mi forma de crear música», afirma. «Las obras que creas están muy determinadas por las herramientas que tienes. Si te sientas al piano compondrás una música distinta que si utilizas una guitarra o tomas un violín. Lo que creas está muy condicionado por los materiales que empleas. Logic es un material muy, muy versátil, flexible y robusto. Siempre encuentro algo que puedo hacer con Logic que ni sabía que podía lograr».

Nuevos hábitat

Hasta hace bien poco, a Eno le hubiera sido físicamente imposible presentar 77 millones de cuadros en una galería. Ahora ya puede. El artista ha mostrado el proyecto en Tokio, Londres, Milán y Venecia, y tiene previsto llevarlo a Chipre, Madrid, Palma y Ciudad del Cabo. En un principio, Eno no se propuso llevar «77 millones de cuadros» de gira. Después de todo, el proyecto estaba pensado para el hogar. Pero, una vez más, la obra dio lugar a oportunidades imprevistas. «La primera vez que vi dos o tres cuadros, uno junto al otro, me pareció que era maravilloso verlos en grupos, de modo que empecé a pensar en cómo podría agruparlos. Entonces, ¿simplemente los colgamos de la pared como cuadros o hacemos algún tipo de supraafirmación colocando varios de ellos juntos?» La respuesta: ambas cosas. «Hemos realizado exposiciones con hasta 24 pantallas visibles desde un punto, con mucho éxito», comenta Eno.

Eno y su equipo han diseñado y construido varias configuraciones para las exposiciones, incluida una enorme pirámide de monitores envueltos en espejos. «El suelo y las paredes de la sala se reflejaban, de modo que la pirámide se convirtió en un diamante», dice Robertson. «El proyecto nos ha hecho pensar en los monitores y los ordenadores como elementos escultóricos». Cada exposición fue (o será) diseñada para cada espacio. En Tokio, el equipo conectó 57 ordenadores Power Mac e iMac a la colmena de monitores. En Londres, solamente utilizaron tres equipos y dos monitores. «Cada espacio inspira un enfoque diferente», afirma Robertson. «La exposición no será dos veces la misma».

Selección natural

«77 millones de cuadros» sigue evolucionando. «Estamos contemplando la idea de utilizar la selección natural en el próximo proyecto», dice Taylor. «Cuando los usuarios vean una combinación de imágenes que les guste, podrán pulsar un botón y el ordenador lo recordará. De igual modo, el usuario podrá eliminar ciertas combinaciones. Al final de un periodo de tiempo muy largo, tendremos unas cuantas imágenes que habrán sobrevivido al proceso de selección. Entonces, el programa se detendrá. Las selecciones de cada persona serán diferentes». Eno también trabajó con algunos de sus artistas preferidos para crear grupos de imágenes y sonidos enteramente nuevos para el próximo proyecto. «Por ahora son solamente ideas» dice Eno. «Ya veremos adónde nos llevan».

Eno ha dedicado gran parte de su vida a sembrar semillas creativas, y «77 millones de cuadros» puede considerarse su proyecto más complejo y fructífero. Sigue creciendo y ramificándose en ideas nuevas, de las que Eno está especialmente orgulloso. «Uno de los grandes avances de la teoría de la evolución es que puedes comenzar con cosas sencillas que se volverán cada vez más complejas», expone. «Es muy poco intuitivo, se trata de una de esas cosas que el cerebro humano no puede asimilar de forma inmediata. No tiene ningún sentido hasta que lo ves. Tienes la idea de que algo pequeño, que no contiene muchas instrucciones, produce este mundo complejo, enormemente entrelazado e interdependiente. Una de las cosas que me gustan de esta obra es que sirve para demostrarlo».

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02 febrero 2010

Circuit Bending

El Circuit Bending consiste en cortocircuitar dispositivos electrónicos de bajo voltaje -alimentados a pilas- con fines creativos. Efectos de guitarra, juguetes o pequeños sintetizadores se convierten así en nuevos instrumentos musicales y generadores de sonido. Con frecuencia, lo que se consigue con esta técnica es un ruido caótico, que atrae al sector de músicos más experimental y a los interesados en la música noise.

Se dice que el pionero de este método fue Reed Ghazala, que empezó a experimentar en 1966 con el amplificador de una radio de juguete. Por casualidad, produjo un cortocircuito con un objeto metálico, y advirtió que se producían todo tipo de sonidos inusuales. Ghazala acuñó el término Circuit Bending, y más adelante, promovió su proliferación escribiendo sobre ello en Internet.

También, Serge Tcherepnin, diseñador de los sintetizadores modulares Serge, realizó experimentos en los años 50 con una radio de transistores, en cuyo circuito localizó ciertos puntos "sensitivos" que extrajo al exterior colocando contactos en la carcasa de plástico, que podían tocarse con las manos. Y yendo ya muy atrás, podemos citar a Thaddeus Cahill (1897) y su Telarmonio, que también era sensible al toque.

El Circuit Bending es un proceso que han desarrollado a menudo personas no asociadas con producción musical, simplemente experimentando con aparatos electrónicos usados. La aleatoriedad de los resultados es la clave del Circuit Bending. Aunque la historia de la música electrónica a menudo se ha asociado con resultados sonoros no convencionales, los innovadores como Robert Moog o Theremin eran ingenieros que buscaban consistencia y diseño sonoro para sus instrumentos. El Circuit Bending, sin embargo, se caracteriza por las inconsistencias en instrumentos creados de forma no científica.

No es raro encontrar máquinas ya cortocirtuitadas en eBay, pero esto va en contra de la propia filosofía del Circuit Bending. Hay que diferenciar por tanto entre modificaciones (mods) y Circuit Bending puro. Las primeras siguen un patrón; el Circuit Bending se basa en la pura aleatoriedad y casualidad, por tanto no tiene sentido adquirir un dispositivo ya "procesado": tu máquina Circuit Bending será la que tú mismo construyas, y será única.

La técnica habitual consiste en desmontar un aparato de electrónica de consumo y conectar dos localizaciones del circuito con un cable, enviando corriente de un lado a otro. Los resultados sonoros se monitorizan a través del altavoz interno del aparato, o conectando un amplificador a la salida de altavoces. Si se consigue un resultado interesante, esa conexión se marca para futura referencia o se mantiene activa -por ejemplo, soldándola-. La esencia de este procedimiento casual podemos verla en nuestros propios foros, leyendo lo que le pasó a Alberto Miranda con su PT-1.

A menudo se insertan nuevos componentes, como botones o interruptores, para activar o desactivar los efectos; o también, resistencias o capacitadores, para cambiar la calidad del audio. Todo se hace siguiendo un método de prueba y error. Los más experimentados se atreven con potenciómetros, fotoresistencias, sensores de presión, etc.

La modificación más simple y conocida en el Circuit Bending es el mero contacto corporal: el ejecutante toca el aparato, provocando que el circuito cambie el sonido. A menudo se añaden botones o potenciómetros metálicos, e incluso tornillos, para dar un acceso más rápido desde el exterior del dispositivo a los puntos del circuito que interesa manipular.

Es fácil entender por qué el Circuit Bending se centra en aparatos alimentados a pilas. Con todo este manoseo basado en la pura casualidad, sería muy peligroso trabajar con equipos conectados a la corriente. De hecho, un resultado habitual del Circuit Bending deriva en estropear el dispositivo; las consecuencias de una manipulación equivocada en aparatos conectados a corriente pueden ser fatales.













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