07 noviembre 2008

Satolep Sambatown



Vitor Ramil no es un músico paulista, carioca o nordestino. Es gaúcho : viene del sur de Brasil. Su acercamiento al público rioplatense comenzó a producirse hace casi diez años, pero no fue únicamente por los elementos comunes entre la gente de Río Grande do Sul y el Río de la Plata. Ramil se ganó a una platea local con canciones como "Não é Céu" y "Estrela, estrela" y, fundamentalmente, con un talento bien reflejado en sus discos.

Tal vez una charla previa, en su claro castellano heredado de un padre uruguayo y de abuelos españoles, permita entrar en el mundo musical de este artista del "otro" Brasil.

Especialmente en sus tres últimas placas, Ramil fue bastante conceptual con su labor. Publicó Ramilonga , con su reflexión acerca de esa estética del frío; luego Tambong , con influencias y aportes más variados, y después Longes , probablemente más relacionado con el primero de esta serie. "Me alegra que se vea así porque, para mí, Longes es como un Ramilonga electrónico. Pero alguna gente no comprende eso. Y en el próximo, la milonga va a estar en forma de canciones, sin el peso cultural ni el regionalismo. Este puede ser resumen de los discos anteriores. Tiene mucho más ritmo que Tambong , y el rigor conceptual de Ramilonga y Longes porque somos sólo nosotros dos [con Marcos Suzano]."

Ramil dice que no está al margen del centro musical del Brasil, sino en torno a otro centro, que es Porto Alegre. “En mi infancia escuchaba decir que éramos más uruguayos que brasileños y no me permitía escribir canciones como las que grabé con Suzano. Pero todos tenemos derecho a la tradición brasileña.”

-¿Y qué podés decir de esa conexión con Jorge y Daniel Drexler, y otros músicos a partir de una reflexión acerca de lo regional?

-Para mí empezó por una reflexión muy personal cuando vivía en Río de Janeiro. Fue un proceso de definición de cuestiones de identidad. Comencé a cuestionarme tanto el estereotipo brasileño como el gaúcho . Me di cuenta de que mi música no tenía una unidad y elegí la milonga como base. ¿Qué tenemos en común con Jorge o con su hermano? Influencias muy parecidas. Estamos en esta situación geográfica semejante. Somos gente abierta a todo y por algún motivo en las charlas descubrimos que hay un desafío de descubrir un lenguaje que unifique todo eso. Pero entre nosotros no se genera un movimiento, aunque hay nombres que suenan a oposición al tropicalismo. Pero para nosotros [los brasileños], el tropicalismo es algo que sucedió hace mucho tiempo, es como si quisieras hacer un movimiento de oposición a la historia de los 70.

Las originales canciones de este gran compositor y cantante, vestidas con los timbres más variados, están entre el folk, el pop, el jazz, la bossanova y la milonga. Para destacar en su album Tambong: la voz y las composiciones de Vitor Ramil, los bajos de Pedro Aznar, la percusión de Santiago Vazquez y el piano de Egberto Gismonti, además de invitados como Lenine y Chico Cesar.




Satolep Sambatown:

De principio a fin, este disco de canciones cautiva con su fascinante mezcla de ritmos tropicales aportado por la percusión de Marcos Suzano y la estética “sureña”, sello de Vitor Ramil.

La obra empieza con una canción hipnótica, Livro aberto, que suma una armonía cercana a la bossa nova y una rítmica de samba a un ambiente onírico, casi de psicodelia Beatle. Imposible no encontrar cierto aire a Chico Buarque en esa poética, pero estamos claramente ante la “estética del frío” que patentó Vitor Ramil hace ya años. Como una constante, en Satolep Sambatown (más adelante hablaremos del curioso título) se reiteran los juegos con las palabras. Esto ocurre en Invento, en el que el viento (vento en portugués) es el protagonista. Es bueno recordar que Ramil además de cantante, guitarrista y compositor es escritor, y autor de casi todas las letras que canta, excepto una de Jorge Drexler (cantada en español) y otra de la poetisa estadounidense Emily Dickinson.

Sobre el nombre del álbum: se trata de dos ciudades imaginarias que tienen su obvio correlato en el Brasil real. Satolep es (y no es) Pelotas, al revés, la ciudad de Rio Grande do Sul de la que es oriundo Vitor Ramil. Y Sambatown no es otra (pero sí es otra) que Rio de Janeiro, la ciudad del samba. Entonces, el nombre remite a esa cruza a la que hacíamos referencia al comienzo: es la armonía de la estética del frío haciendo combustión con el samba; y por eso el dúo del cantautor sutil, con el especialista en pandeiro mundialmente reconocido.

Todas las guitarras y voces (salvo los invitados Drexler y Kátia B, cantante carioca) son de Ramil, toda la percusión y procesamientos electrónicos de Suzano, que es uno de esos músicos capaces de armar un set increíble de instrumentos diversos, y sin embargo tiene el talento de no poner nunca un golpe de más, de no abrumar pese a su indudable origen tropical: no es exuberante. Bromea, acerca de estas composiciones, Vitor: “Son sambas y milongas sin ser sambas ni milongas”.


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1 comentario:

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