28 julio 2006

John Cage


Aun cuando su obra es tan profundamente audaz que las controversias sobre ella probablemente nunca tengan fin, muy pocos negarían que John Cage está entre las mentes revolucionarias más influyentes de nuestra época. En el núcleo de su originalidad se encuentra su continua predisposición para asumir posiciones no solamente con mucha anticipación respecto de la práctica artística establecida, sino también más allá de los esfuerzos más imaginativos de la mayoría de los que se consideran "la vanguardia" dentro de una actividad dada. Durante treinta años Cage ha trabajado en las fronteras de la música y el arte moderno; cada una de las fases de su carrera ha obtenido un apoyo cada vez más amplio y gran número de epígonos. Por su cuenta Cage ha seguido avanzando, internándose cada vez más en territorio desconocido, más lejos de lo que cualquiera de sus seguidores fervientes se atrevería a ir. "Me gusta pensar que estoy fuera del círculo de un universo conocido, y manejando cosas respecto de las cuales no sé absolutamente nada".

Todo lo que podamos decir de Cage será la descripción de una aventura revolucionaria; su música, sus ideas estéticas, su comportamiento personal, sus afirmaciones críticas, todas son indudablemente inventivas. "Oh, sí, soy un devoto del principio de la originalidad -dijo una vez a un cronista periodístico- pero no originalidad en el sentido egoísta, sino en el sentido de hacer algo que es necesario materializar. Es evidente que las cosas que deben realizarse no son las que la gente ha logrado, sino precisamente las que nunca se han hecho antes. Si ya he concretado algo, considero que mi responsabilidad es no volver a repetir lo mismo, sino descubrir cuál será mi próximo paso". Nadie aparte de él se atrevería a confiar a la letra impresa aforismos tales como: "No tengo nada que decir, y lo estoy diciendo, y esto es poesía". O: "El arte no es algo que haga una sola persona, sino un proceso puesto en movimiento por muchos". Las más importantes composiciones musicales de Cage están concebidas como una negación total de sus deseos intencionales (aunque no de manera tan absoluta como él mismo quisiera a veces que fuese); y no solamente cada una de estas piezas está llena de una pasmosa diversidad de sonidos desconectados, casuales, atonales, sino que también sus principales dimensiones musicales -amplitud (volumen), duración, timbre y registro- son tan indeterminadas, o estructuralmente abiertas, como lo es la duración total de cada trozo completo.

Esta "música indeterminada", como prefiere llamarla el mismo Cage, es el resultado de una evolución estética que, como todas sus ideas en este campo, es altamente lógica y ligeramente absurda. En la historia musical Cage desciende de esa excéntrica tradición moderna que abandonó los principios tonales del siglo XIX, y además introdujo ruidos naturales como parte integrante de sus composiciones, junto a los sonidos que producen los instrumentos musicales propiamente dichos. En este sentido Cage continuamente reconoce al músico Frances Edgar Varese, y aun antes de éste a Charles Ives, como los progenitores de las tendencias revolucionarias que él siguió después. Esta tradición podría caracterizarse como la del lenguaje caótico de la música contemporánea, distinguiéndola así de la corriente más articulada- Copland, Britten y Stravinsky (en su periodo intermedio), o de la del lenguaje serial, que fue iniciada por Arnold Schoenberg y propagada por Anton Webern, Milton Babbit y, durante la última década, por el mismo Stravisnsky.

Sus primeras obras, que datan de mediados de la década de 1930, manifiestan un extraordinario talento para las construcciones rítmicas complicadas, principios de organización inventivos- como el sistema de veinticinco tonos- y una incipiente experimentación con el sonido distorsionado de algunos instrumentos, como por ejemplo el que surge al sumergir un gong en el agua. En 1937 también escribió su pavorosamente profética especulación: "Creo que el uso de ruidos en la composición musical irá en aumento hasta que lleguemos a una música producida mediante instrumentos eléctricos, que pondrá a la disposición de la música cualquier sonido y todos los sonidos que el oído pueda percibir. Se exploran los medios fotoeléctricos, el filme y diversas mecanismos para la producción de música". En 1942, en Imaginary Landscape N 3, según su amigo Peter Yates, "combinó la percusión con instrumentos eléctricos y mecánicos, osciladores de audifrecuencias, platos para discos con velocidad variable, registros electrónicos de frecuencia variable (mediante un aparato que la compañía telefónica usaba en aquel entonces para probar las líneas) y un generador de gemidos y zumbidos".

Durante los últimos años de la década del treinta Cage inventó el "piano preparado", innovación que llamó la atención del público sobre su obra. Este "piano preparado" consistía en el instrumento convencional arreglado con tornillos, bulones, tuercas y pedazos de goma que, agregados al encordado, lo dotaban de una gama totalmente nueva de posibilidades sonoras. La primera pieza famosa para su instrumento "arreglado" fue Amores (1943), que ha sido registrada en el disco y parece muy simplista y algo convencional. Quizá la obra más ambiciosa entre las que compuso para el piano preparado en su Sonatas and Interludes (1946-1948), una suite que dura 69 minutos, y que ha sido reeditada en el disco recientemente. En aquella época la obra parecía revolucionaria pero hoy evoca un aire sospechosamente similar al de las piezas para piano normal que Erik Satie compuso varias décadas antes de Cage.

...A veces, Cage enumeraba las posibilidades que planteaba una situación de composición, y dejaba que el azar decidiera cuál sería la que se elegiría al ejecutar. Otra veces escogía notas mediante el siguiente procedimiento: primero marcaba las diferentes imperfecciones que podían percibirse en una hoja de papel (agujeros, manchas, decoloraciones, etc.) después colocaba una hoja transparente encima de la que había marcado, sobre la que calcaba las marcas. Por último, estas marcas eran trasladas a un pentagrama, y se transformaban en las notas de su composición.

Siempre se opuso a la atmósfera expresionista que en general caracterizaba a las composiciones más conocidas, porque deseaba "producir una música que esté libre de toda memoria e imaginación". En una etapa más avanzada de esta forma casual de componer música que adoptó como su estilo, Cage trabajaba con una gran hoja de papel para planos (milimetrado), donde el ejecutante podía establecer su propia media vertical (que corresponde al tono y horizontal (duración). A veces emplea un complicado procedimiento que consiste en tirar los dados y revolear monedas, extraído del I ching, o Libro de los Cambios, uno de los escritos más antiguos de filosofía china.

El problema con la mayoría de sus piezas anteriores a 1952, fecha que vista en retrospectiva parece ser uno de los momentos definitivos en la producción de Cage, es que una partitura fija producía después de varias ejecuciones sucesivas, aproximadamente los mismos resultados, y aun el collage de cintas magnetofónicas grabadas, compuesto según las reglas del azar.William Mix (1952), quizá sea la obra auditiva más intrincada de todas las que produjo Cage, se ofrece al mundo en una única forma fija. Siguiendo la lógica de sus pasos previos, Cage siguió avanzando en el camino que haría de sus creaciones futuras obras musicales aun más indeterminadas, tanto en la concepción como en la ejecución, de tal manera que cada ejecución de sus obras produjera resultados totalmente diversos. En Winter music (1957) la partitura consiste en racimos de notas colocadas en espacios irregulares a lo largo de unas veinte páginas de papel pentagramado, y éstas "puede usarlas un pianista, en su totalidad o en parte, o pueden ser compartidas por dos o por veinte ejecutantes, para producir un programa cuya extensión haya sido determinada de antemano por acuerdo mutuo entre el público y los intérpretes o el interprete. Las instrucciones siguen diciendo: "La notación espacial puede ser interpretada temporalmente...las resonancias, tanto de los agregados como de las notas individuales, son libres en lo que respecta a su duración...la dinámica es libre..". Todas las dimensiones tradicionales de la música son libres, libres, libres.

Quizá la pieza más revolucionario del opus compuesto por Cage es 4'33 (que se pronuncia "cuarto minutos y treinta tres segundos"), en la cual el muy conocido pianista David Tudor se sienta en silencio frente al piano (lo único que hace es mover silenciosamente las manos, tres veces) durante cuatro minutos y treinta tres segundos exactos. En la superficie esto, por supuesto, no es música; pero precisamente porque la presencia de David Tudor y el público de concierto hacen esperar que se trate de una situación en la que ha de escucharse música, la única deducción que cabe hacer es que la "música" consiste en todos los sonidos que hay en el salón durante el tiempo que dura la "pieza". Como algunos, si no todos los sonidos accidentales que se producen durante la "ejecución" de esta obra, provienen del público, éste debe contarse entre los músicos ejecutantes; y como "silencio" significa la ausencia de sonidos intencionales. Cage ha bautizado este tipo de composición como "música no-intencional".

4'33'' no solamente ha contribuido a la historia musical, llevando a sus consecuencia lógicas las tradiciones más caóticas, sino que debe contarse entre las muy pocas composiciones modernas que son más importante por la idea artística muy poco común que involucran, que por la experiencia explícita que ofrecen; porque como un truco investido de significado, esta pieza, así como el mismo Cage, sugiere que todos los sonidos, en cualquier combinación que se den, son componentes justificables de la música -una actitud que según Cage data de Claude Debussy y los orígenes del modernismo- y también que los sonidos no-intencionales, sin que deba entrar en consideración su calidad, son tan válidos, musicalmente hablando, como aquellos que se producen intencionalmente. Casi todas las obras de Cage desde 4'33'' han sido compuestas del tal manera que incluyen sonidos no-intencionales, aquellos que se "encuentran" en el campo auditivo del oyente; pero el último significado de 4'33'' es que en el arte todo es posible, incluyendo (y aquí es donde se da el salto revolucionario) la nada. "No tengo nada que decir, y lo estoy diciendo, y eso es poesía".

... El acto de experimentar 4'33'' prepara al oyente para la percepción sin precedentes de toda la música contenida en su entorno. "Si quiere saber la verdad", me dijo Cage una vez, con un guiño que era mezcla de entusiasmo e ironía, "la música que prefiero, aun más que la mía o cualquiera otra compuesta por alguien, es la que escuchamos cuando nos quedamos callados". Aceptando las consecuencias de sus acciones, Cage deduce que el arte más agradable no es el que reproduce la vida, sino la vida misma. En otras palabras, 4'33'' no es una obra de arte sino una declaración respecto del significado de la experiencia estética, y como tal ilustra la observación del historiador del arte George Kubler en The Shape of Time (1962), "la obra de muchos artistas a menudo está más cerca de la especulación filosófica que muchos de los escritos sobre estética".

Continuando con sus razonamientos, Cage admite que intelectualmente se autoprogramó para dejar de ser "compositor" musical; pero sigue creando, sin embargo, composiciones indeterminadas, en parte para exponer a los oyentes a la naturaleza auditivamente caótica del entorno, pero principalmente en cumplimiento de una promesa que, según su propia confesión, habría hecho a Arnold Schoenberg: dedicar toda su vida a la música, a cambio de las lecciones gratuitas del maestro. Cage también recibe del filósofo hindú Ananda K, Coomaraswamy el sugestivo principio de que "el arte imita a la naturaleza en su modo de operación". El resultado es un arte auditivo escrupulosamente discontinuo, sin clímax, resoluciones, ritmos regulares, tonalidad coherente, concurrencias auditivas, principio o fin -tan casual y al azar como la vida misma-. "Cada sonido se oye por lo que vale", escribe el crítico Hill Honston, "y su valor no depende del lugar que ocupa dentro de un sistema de sonidos". Imaginary Landscape N 4 es una composición para doce radios y veinticuatro ejecutantes (uno para el dial receptor de estaciones de la radio, el otro para el control del volumen, y así en las doce radios), y aun cuando Cage ofrece a sus ejecutantes una partitura que él ha preparado, lo suficientemente indeterminada, evidentemente no tiene control alguno sobre los ruidos o sonidos que las radios producirán, o si funcionarán del todo como instrumentos generadores de sonido. Lo menos que puede decirse de Cage es que, tal como lo afirmó Peter Yates: "ha emancipado la música de las notas".

...En 1940 Cage asistió a las conferencias sobre religión oriental que D. T. Suzuki dictaba en la Universidad de Columbia; desde entonces se considera un devoto del budismo zen (recuerda que cuando le contó a su madre que había recibido una invitación para dictar clases en la Universidad Wesleyiana -una institución metodista. Ella le contestó, "¡ pero esa gente no sabe que tú eres budista zen!". Una de las postulaciones del zen que Cage encuentra totalmente acorde con sus propias ideas es que debemos aceptar la totalidad de nuestra realidad perceptual: la música que nos rodea todo el tiempo, por ejemplo. "Abrimos nuestros ojos y oídos cada día para contemplar la vida, en toda su hermosura". Tal actitud, admite, debiera negar por completo la existencia de gustos discriminatorios y la expresión de juicios evaluativos. Pero así como no ha dedicado su carrera musical a ejecutar indefinidamente su obra 4'33'', nunca ha sido capaz de deshacerse de la capacidad crítica que adquirió mientras aprendía música en su juventud.

Aun cuando Cage continua componiendo nuevas piezas todos los años, y considera válidas sus obras originales de música aleatoria (menos la brillante William Mix, por ser un collage de cintas grabadas de forma fija), sabe que cada vez sus pasiones son más variadas. Durante la década del cincuenta se interesa bastante en el cultivo de hongos, coleccionado diversas especies y acumulando una enorme biblioteca de literatura sobre el tema. "En ciertas oportunidad pensé que me gustaría llegar a ser botánico, porque me imaginaba que en ese campo no habría, como en la música, una constante batalla por el poder, el prestigio o la mera supervivencia. Pero he descubierto que tampoco la botánica se libra de esa atmósfera". Durante un periodo de 1960 se dedicó a proveer de distintos tipos de hongos al restaurante neoyorquino más lujoso. En 1962 fue miembro fundador de la junta directiva de la Sociedad Micológica de Nueva York. En una explicación digna del zen, una vez afirmó que la relación entre sus dos principales intereses, tan dispares, se debe a que las palabras que corresponde a música (music) y hongo (mushroom) son vecinas en el diccionario. Continuando su interés juvenil por la pintura, Cage dibuja intrincadas partituras, que ejecuta de manera verdaderamente exquisita, y que exhibió en 1958, en la Stable Gallery de Nueva York."Las nota según un sistema muy complejo de numerosas notas, letras y formaciones geométricas", escribió Fore Ashton, que en aquel entonces era crítico de arte de The New York TImes, "y cada página posee una belleza caligráfica que la convierte en un valor estético por sí mismo, independientemente de la función que pueden cumplir como partituras musicales". Recientemente Cage ha compilado un libro con distintas formas de notaciones musicales modernas -una antología de manuscritos de los principales composiciones contemporáneos- en parte en beneficio de la Contemporary Performance Arts, una fundación que ayudó a establecer.

Más recientemente aún, Cage se ha convertido en devoto seguidor y propagandista de una forma muy excéntrica de pensamiento social revolucionario. Durante mucho tiempo fue anarquista, en el sentido más estricto del término... En general la idea de Cage consiste en esperar el momento en que la tecnología logre un sistema social de incontrolada abundancia, el cual proporcionará a todos los ciudadanos de los Estados Unidos, un ingreso anual garantido, fueren estos capaces o no de trabajar. Tal revolución económica, es su convicción, requerirá otras revoluciones paralelas, en el orden social y psicológico, convirtiendo el juego, antes que el trabajo, en el motivo dominante de toda la actividad humana. Por eso considera que la composición indeterminada o al azar, o las happenings, que se acercaran más a la actitud del juego inspirado que a la del trabajo, son heraldos de una nueva era. Las cosas que Cage ha escrito más recientemente son exploraciones interdisciplinarias, así como sus composiciones más recientes son piezas de factura y ejecución multimedios.

La actual eminencia de Cage emana menos de sus obras artísticas, que aun sus seguidores más devotos a veces encuentran cansadoras, que del impacto de la convicción de sus ideas y de la amistad que cultiva con centenares de actores, músicos, artistas, pintores y escultores, directores de teatro, críticos y coreógrafos. No hay otra figura en el arte norteamericano que haya tenido una influencia mayor sobre tantas mentes creativas del más alto nivel. Nadie ha sido tan empecinado como Cage en lograr la liberación total del arte contemporáneo, desatando las cadenas y volteando las barreras innecesarias. No solamente en las conferencias ocasionales que solía pronunciar ante un grupo de expresionistas abstractos, allá por 1950, sino también gracias a su amistad personal con Jasper Johns y Robert Rauschenberg, Cage ha sido la influencia determinante en muchas de las tendencias de la pintura contemporánea, incluyendo la mezcla de medios con que un Rauschenberg crea sus combinaciones, o que constituye la justificación teórica por detrás de la pintura y la escultura "mínima", así como la más elegante representación de las imágenes populares. "La atmósfera que respalda al arte pop- escribe la crítica de arte Barbara Rose- fue generada principalmente por el compositor John Cage". (*)


(*) Fuente: Richard Kostelanetz, "John Cage, promotor de la conciencia revolucionaria", en Usa: revolución cultural?, Buenos Aires, 1972, Rodolfo Alonso Editor.

http://www.temakel.com

Auriculares sin sonido


Una compañía japonesa llamada Morito ha pergeñado una nueva idea para vender auriculares estéreo. El producto consiste en unos auriculares que no producen ningún sonido y no se colocan en la oreja.

El sistema produce vibraciones que se transmiten a nuestros huesos de la cabeza, lo que hace que vibre el oído interno y así tener la sensación de estar escuchando música real.

¿Ventajas? La música estridente no afectará a nuestra capacidad auditiva. ¿Inconvenientes? Dudo que se puedan utilizar en lugares con mucho ruido porque imagino que se acoplará con las vibraciones y no podremos sentir correctamente la música.

www.ounae.com

Jellyfish


Jellyfish es un altavoz bastante original. Este sistema contiene un foco de luz y un pequeño y delgado tanque de agua. Cuando conectas en él tu reproductor (cualquiera), el altavoz vibra y esas vibraciones se transmiten, lógicamente, al agua. Esas ondas son proyectadas al suelo o mesa o lugar donde esté apoyado el altavoz, produciendo un suave y relajante efecto.

http://www.ounae.com/

04 julio 2006

Sonicolumn


¿Tocas el organillo de LEDs? SoniColumn es una instalación sonora táctil, un cilindro cubierto de LEDs que responde al tacto. Tocar el SoniColumn es tan sencillo como abrazarlo unos instantes.

Dejando pasear tus manos en el cilindro se iluminarán los LEDs debajo del camino así trazado, dejando un surco lumínico a modo de huella de luz. Al mismo tiempo se genera sonidos únicos.

Cuando acabes, los LEDs que hayas tocado se quedarán encendidos para que otro músico en ciernes pueda reproducir tu particular partitura con tan sólo darle al SoniColumn unas vueltas de manivela (conectada a la instalación), como si de un organillo con sus partituras perforadas se tratara.

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03 julio 2006

Oculas


Este huevo de aislamiento es un espacio de relajación y entretenimiento digital con vídeo, PC o Mac, videoconsolas e incluso un sillón de masaje. Es un espacio de ocio y relax, donde aislarse del mundo para una inmersión total en un mundo digital con sistema de audio 5.1.

Con un diseño inspirado en los años setenta, esta cabina ofrece un lugar ideal para el jugón y sus juegos multiusuarios en red, para el estresado en busca de paz y descanso, para el geek y su trilogía de la Guerra de las Galaxias, para ti, para mi y para todos.

La búsqueda de la intimidad es la máxima de este objeto de arte, ocio y gozo. Está hecho de fibra de vidrio y la puerta lleva un sistema de cierre electrónico, la luz está tamizada, el sonido envolvente y todo se controla mediante pantalla táctil. Su precio es de unos 5000$.

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Bloqueando anuncios



La novedad es un dispositivo creado por un grupo de 3 estudiantes de informática de Israel: ahora será posible bloquear el sonido de los anuncios publicitarios y también tiene la característica de programar grabaciones omitiendo los comerciales.

Los estudiantes cumplían con un proyecto universitario y de allí nació la idea de crear algo fuera practico y que prestara alguna ayuda a la gente, y entre todas las ideas se llego a la conclusión que la mayoría de las personas cambiaban de canal al empezar la publicidad, algo sencillo pero masivo.

Así fue como estos jóvenes decidieron crear un software que pudiera detectar y evitar los minutos de comerciales de televisión.

La base de su funcionamiento es la capacidad del software de detectar el logotipo del canal de televisión que desaparece al empezar el bloque de publicidad, el programa disminuye el sonido al mínimo cuando este logotipo desaparece y lo vuelve a subir cuando reaparece en la pantalla del televisor.

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El mundo cuántico se deja oír

Los sonidos subatómicos del gas helio-4 condensado facilitarán la fabricación de giroscopios altamente sensitivos

Científicos californianos consiguen por primera vez que las oscilaciones energéticas de los cuantos se escuchen al hacer atravesar a un gas condensado por una serie de agujeros 1.000 veces menores que el diámetro de un cabello humano. El experimento se ha hecho a una temperatura 2.000 veces superior de lo normal, y tendrá aplicaciones tecnológicas en diversas ramas de la ciencia, particularmente para elaborar giroscopios más sensibles, capaces de detectar las menores fluctuaciones en la rotación de la Tierra o las oscilaciones en su eje de rotación. Por Yaiza Martínez.


Un equipo de físicos de la Universidad de Berkeley, en California (Estados Unidos) ha conseguido hacer audible el silbido cuántico del helio-4. Los artífices de esta nueva aproximación al mundo cuántico han colocado este sonido en Internet para que todos los cibernautas que lo deseen puedan escuchar este particular coro de más de 4.000 nanosilbidos.

Enfriado a muy baja temperatura, el helio-4 se comporta como un fluido, y si se le hace atravesar una abertura de unas decenas de nanómetros de profundidad, oscila, en un fenómeno conocido como la oscilación o efecto Josephson y genera un sonido.

El efecto Josephson consiste en el paso de corrientes superconductoras a través de una unión que, normalmente y desde un punto de vista clásico, no debería dejar pasar ningún electrón. Es un fenómeno típicamente cuántico, explicable por la mecánica cuántica.

Los investigadores del helio 3 habían conseguido poner en evidencia este efecto a unas temperaturas muy próximas al cero absoluto, del orden de 1 mK. El cero absoluto es la temperatura teórica más baja posible y se caracteriza por la total ausencia de calor. Las partículas de los gases, sometidas al cero absoluto, se detendrían. Es el nivel de energía más bajo posible (0 grados Kelvin), que correspondería a unos –273.16º C.

Las claves: presión y temperatura

Ahora bien, nuevos experimentos dirigidos por Richard Packard, profesor de física en la universidad de Berkeley, y su alumno Emile Hoskinson demuestran que es posible obtener estos resultados a temperaturas 2.000 veces más elevadas, tal como explican en un artículo publicado en la revista Nature.

Para conseguirlo, los investigadores trabajaron en el helio-4, que pusieron a una temperatura de 2 K. A continuación usaron una membrana que contenía 4.225 agujeros de 70 nanómetros de profundidad, es decir, 1.000 veces menos de lo que mide el diámetro de un cabello humano, y crearon un diferencial de presión entre uno y otro de sus lados.

Así, pudo registrarse un sonido audible, cuyas características y frecuencias concuerdan con las esperadas oscilaciones de Josephson, y que traducía las vibraciones del fluido.

A largo plazo, esta proeza técnica podría utilizarse para elaborar giroscopios más sensibles, capaces de detectar las menores fluctuaciones en la rotación de la Tierra o las oscilaciones en su eje de rotación. Estos aparatos podrán ser utilizados en las ciencias terrestres, en sismología, en geodesia y en navegación, donde se usan los giroscopios para guiar los barcos. Según Packard, podrán medirse señales rotacionales, como las de un terremoto, y fabricarse giroscopios más precisos para los submarinos.


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