24 noviembre 2005

Los Cantos de María Sabina


María Sabina fue una mujer exploradora antes que nada.

Llamada curandera, chamán o Chjota Chjine (la que sabe) por sus conocimientos, basados principalmente en su interacción con los hongos sagrados conocidos como Teonanacatl (de la familia Psilocibe). Ella los llamaba cariñosamente “angelitos” o “niñitos”.

Soy mujer que mira hacia adentro
Soy mujer luz del día
Soy mujer luna
Soy mujer estrella de la mañana
Soy mujer estrella dios
Soy la mujer constelación guarache
Soy la mujer constelación bastón
Porque podemos subir al cielo
Porque soy la mujer pura
Soy la mujer del bien
porque puedo entrar y salir del reino de la muerte


Nativa del pueblo Huautla de Jiménez, en la sierra de Oaxaca, Méjico, esta sanadora mazateca practicó la videncia y la medicina, cantando durante largas ceremonias, mezclando los conocimientos prehispánicos con la influencia de la corriente católica.

Soy una mujer sin sangre
El pájaro me roba la sangre
El libro abierto me roba la sangre
El agua me roba la sangre
El aire me roba la sangre
La flor me roba la sangre

Me conocen los santos del cielo y los ángeles
Dios me conoce
El corazón de la Santísima Madre de Cristo
El corazón de Nuestro Señor Jesucristo

Persona humilde, llevaba una vida simple en lo cotidiano. Sembraba maíz y frijol en su terreno y no cobraba a sus pacientes, quedando a la espera de lo que cada persona pudiera darle.

Soy una mujer que llora
Soy una mujer que escupe
Soy una mujer que ya no da leche
Soy una mujer que habla
Soy una mujer que grita
Soy una mujer que da la vida
Soy una mujer que ya no pare
Soy una mujer que flota sobre las aguas
Soy una mujer que vuela por los aires


María Sabina fue visitada por innumerables personas. Se dice que la vieron los Beatles, Bob Dylan, los Rolling Stones, Aldous Huxley y hasta Walt Disney. Pero fue conocida en el mundo occidental en su mayor parte gracias al investigador Robert Gordon Wasson y su esposa Valentina Pavlovna, considerados los padres del estudio de los hongos (han escrito invalorables libros, estudiando entre otros los usos del Amanita Muscaria, conocido alucinógeno que se representa en los cuentos de niños con su sombrero rojo y pintas blancas).
Gordon Wasson tuvo su primera experiencia con ella en 1955, y a partir de allí comenzó a publicar sus experiencias en revistas y libros, e inclusive un disco que registra los cantos de Sabina durante una ceremonia (“Mushroom Ceremony of the Mazatech Indians of Mexico”, 1957. Smithsonian Folkways Recordings).

"Hay un mundo más allá del nuestro, un mundo que está lejos, también cercano e invisible. Ahí es donde vive Dios, donde vive el muerto y los santos. Un mundo donde todo ha pasado ya, y se sabe todo. Ese mundo habla. Tiene un idioma propio. Yo informo lo que dice. El hongo sagrado me toma de la mano y me lleva al mundo donde se sabe todo. Allí están los hongos sagrados, que hablan en cierto modo que puedo entender. Les pregunto y me contestan. Cuando vuelvo del viaje que he tomado con ellos, digo lo que me han dicho y lo que me han mostrado."

En 1979 se realiza una película a cargo de Nicolás Echeverría (exhibida luego de 25 años de su filmación) donde se muestran todos los rituales con lujo de detalles, incluyendo sus cantos y la enunciación de las fuerzas e identidades a las que convocaba para curar los males de sus pacientes.

El escritor Carlos Castaneda decía que tenía una conexión con María Sabina. Y hubo quiénes (su ex esposa incluida) sugirieron que Castaneda construyó el conocido personaje “Don Juan” basado en ella y otro chamán llamado Salvador López.

En palabras de Gordon Wasson: "La señora está en la plenitud de su poder y se comprende fácilmente por qué Guadalupe nos dijo que era una señora sin mancha, inmaculada, pues ella sola había logrado salvar a sus hijos de todas las espantables enfermedades que se abaten sobre la infancia en el país mazateco, y nunca se había deshonrado utilizando su poder con fines malévolos...nosotros hemos comprobado que se trata de una mujer de rara moral y de una espiritualidad elevada al consagrarse a su vocación, y una artista que domina las técnicas a su cargo. Se trata verdaderamente de una personalidad."

Soy una mujer que ve en la tiniebla
Soy una mujer que palpa la gota de rocio posada sobre la yerba
Soy una mujer hecha de polvo y vino aguado

Soy una mujer que sueña mientras la atropella el hombre
Soy una mujer que siempre vuelve a ser atropellada
Soy una mujer que no tiene fuerza para levantar una aguja
Soy una mujer condenada a muerte

Soy una mujer de inclinaciones sencillas
Soy una mujer que cría víboras y gorriones en el escote
Soy una mujer que cría salamandras y helechos en el sobaco
Soy una mujer que cría musgo en el pecho y en el vientre
Soy una mujer a la que nadie besó jamás con entusiasmo
Soy una mujer que esconde pistolas y rifles en las arrugas de la nuca


Luego de su muerte en noviembre de 1985, fue honrada por su pueblo y reconocida en el mundo, aún cuando en vida padeció miseria e incomprensión por el camino que eligió recorrer. María Sabina es ahora un símbolo de búsqueda y perseverancia, un modelo inspirador para aquellos que desean encontrar su propio camino de conocimiento.

Soy mujer que hace tronar
Soy mujer que hace soñar
Soy mujer araría, mujer chuparrosa
Soy mujer águila, mujer águila dueña
Soy mujer que gira porque soy mujer remolino
Soy mujer de un lugar encantado, sagrado
Porque soy mujer aerolito

Los Cantos de María Sabina II


“Varios años, no sé cuántos, mi hermana María Ana se enfermó. Sentía dolores en el vientre que hacían que se doblara y gimiera de dolor. Cada vez, yo la veía más grave. Llamé a varios curanderos, pero fue inútil, ellos no podían curar a mi hermana. Viéndola así tendida, la imaginé muerta. No, eso no debía ser. Ella no debía morir. Yo sabía que los angelitos tenían el poder. Yo los había comido de niña y recordaba que no hacían mal. Yo sabía que nuestra gente los comía para sanar sus enfermedades. Entonces, decidí: en esa misma noche yo tomaría los hongos santos.

Así lo hice. A ella le di tres pares. Yo comí muchos, para que me dieran poder inmenso. No puedo mentir: habré comido treinta pares de "derrumbe". Cuando los angelitos estaban trabajando dentro de mi cuerpo, recé y le pedí a Dios que me ayudara a curar a María Ana. Me acerqué a la enferma. Los angelitos guiaron mis manos para apretarle las caderas. Suavemente le fui dando masaje donde ella decía que le dolía. Yo le hablaba y comencé a cantarle; sentí que hablaba cada vez con mayor facilidad y sentí que le cantaba bonito. Decía lo que los angelitos me obligaban a decir. Seguí apretando a mi hermana, en su vientre y en sus caderas; finalmente le sobrevino mucha sangre. Agua y sangre como si estuviese pariendo. Nunca me asusté porque sabía que Dios la estaba curando a través de mí. Los angelitos aconsejaban y yo ejecutaba. Atendí a mi hermana hasta que la sangre dejó de salir. Luego dejó de gemir y durmió. Mi madre, que aún no se devolvía a la distancia, se sentó junto a ella para acompañarla.

Yo no pude dormir. Los angelitos seguían trabajando en mi cuerpo. Tuve una visión: Aparecieron unos personajes que me inspiraban respeto. Yo sabía que eran los Seres Principales de que hablaban mis antepasados. Ellos estaban sentados detrás de una mesa sobre la que había muchos papeles escritos. Yo sabía que eran papeles importantes. Los Seres Principales eran varios, como seis u ocho. Algunos me miraban, otros leían los papeles de la mesa. Yo sabía que no eran de carne y hueso. Yo sabía que no eran seres de agua o tortilla. Sabía que eran una revelación de los angelitos. De pronto escuché una voz: una voz dulce pero autoritaria a la vez. Como la voz de un padre que quiere a sus hijos, que los cría con fuerza, una voz sabia que dijo: -Estos son los Seres Principales... Yo sentí una felicidad infinita. En la mesa de los Seres Principales apareció un libro, un libro abierto que iba creciendo hasta ser del tamaño de una persona. En sus páginas había letras. Era un libro blanco, tan blanco que resplandecía. Uno de los Seres Principales habló y me dijo: -María Sabina, éste es el Libro de la Sabiduría. Es el Libro del Lenguaje. Todo lo que en él hay escrito es para ti. El Libro es tuyo, tómalo para que trabajes... Yo exclamé emocionada: -¡Es para mí!. ¡Lo recibo! Y los Seres Principales luego desaparecieron y me dejaron sola frente al Libro inmenso. Yo sabía que era el Libro de la Sabiduría. El Libro estaba ante mi, podía verlo pero no tocarlo. Intenté acariciarlo pero mis manos no tocaron nada. Me limité a contemplarlo y, al momento, empecé a hablar. Entonces supe que estaba leyendo el Libro Sagrado del Lenguaje. Mi Libro. Yo, que no leía, estaba leyendo el Libro de los Seres Principales. Ya no era una simple aprendiz. Yo había vislumbrado la perfección. La había rozado de alguna manera, y como premio, como un nombramiento se me había otorgado leer el Libro sin saber leer. Cuando se toman los angelitos se puede ver a los Seres Principales. De otra manera, no. Y es que los angelitos dan sabiduría porque hacen humilde: igualan con lo más mínimo del universo. El Lenguaje está en el Libro. El Libro lo otorgan los Seres Principales. La sabiduría es el lenguaje.

En esa misma velada, luego que el Libro desapareció, tuve otra visión: Vi al Supremo Señor de los Cerros, al Chicon Nindó. Vi que era un hombre a caballo que venía hacia mi choza... su cabalgadura era hermosa: un caballo blanco, tan blanco como la espuma. Un caballo hermoso. El personaje detuvo su cabalgadura a la puerta de mi choza. Yo lo podía ver a través de las paredes, yo estaba dentro de la casa pero mis ojos tenían el poder... el personaje esperaba a que yo saliese. Y con decisión salí a su encuentro. Me paré junto a él. Sí, era el Chicon Nindó, el que es dueño de las montañas. El que tiene poder para encantar a los espíritus... Me paré junto a él y me acerqué más. Vi que no tenía rostro aunque usaba un sombrero blanco. Su rostro era como una sombra. Era un ser como cubierto por un halo. Enmudecí. No dijo una palabra. Desapareció por el camino rumbo a su morada: el gran Cerro de la Adoración. Entré a la casa y tuve otra visión: Vi que algo cayó del cielo con gran estruendo, como un rayo circular. Era un objeto luminoso que cegaba. Vi que caía por un boquete que había en una pared. Lo que cayó se fue convirtiendo en una especie de ser vegetal, también cubierto por un halo como el Chicon Nindó. Era como una mata con flores de muchos colores; en la cabeza tenía gran resplandor. Su cuerpo estaba cubierto de hojas y tallos. Ahí estuvo parado, en el centro de la choza; yo lo miré de frente. Sus brazos y sus piernas eran como ramas y estaba empapado de frescura, y detrás de él apareció un fondo rojizo. El ser vegetal fue perdiéndose en ese fondo rojizo hasta desaparecer completamente. Al esfumarse la visión yo sudaba, sudaba, mi sudor no era tibio, sino fresco. Me di cuenta que lloraba y mis lágrimas eran de cristal, las que, al caer en el suelo, producían tintineos. Seguí llorando pero silbé y aplaudí y bailé. Bailé, porque ya sabía que ahora yo era la Payasa Grandiosa. Ya era sabia."



Extractado de Vogue, artículo de Waldemar Verdugo Fuentes (1981-1988).

03 noviembre 2005

Jorge Reyes - entrevista


Primero hay que agradecer a la Embajada de Méjico que tuvo la excelente idea de traer al músico Jorge Reyes para esta fecha, conmemorando el Día de los Muertos. Y en especial al agregado cultural Héctor Aguiar, quién facilitó la presente entrevista en forma exclusiva para En el Aire.

El concierto ritual se llevó a cabo en la Sala Vaz Ferreira, una de las mejores salas debido a su acústica.

Había ofrendas al pie del escenario (un altar dedicado al escritor Juan Rulfo), incluyendo calaveras de diversos tamaños, flores, montones de velas e inciensos. Luces tenues, rojas y azules.
En el medio había un semicírculo de aparatos electrónicos. Un teclado, un tambor grande, algunos sonajeros, y ocarinas y silbatos en una mesa.

El recital comenzó con la entrada de Jorge Reyes tocando una caracola, seguido por un bailarín (Lino Gutiérrez) ataviado con un enorme sombrero de plumas, traje y piernas pintadas, danzando con sus sonajeros atados a los tobillos, y blandiendo en sus manos las mandibulas de algún animal.

De a poco fueron desenvolviéndose los climas, mientras Reyes ejecutaba ocasionales flautas (también la traversa), cantando casi todo el tiempo y tocando ritmos en el tambor con la mano derecha, mientras la izquierda aporreaba el teclado generando atmósferas a veces más rituales, a veces cargadas de sonidos de fuentes irreconocibles. Fue un placer escuchar cómo amalgamó los sonidos electrónicos más contemporáneos con los instrumentos típicos de origen precolombino. Y también ver cómo variaba el uso de la voz utilizando diferentes recursos como golpearse el pecho, bajar hasta tonos gravísimos o lograr ondularla emulando una misteriosa ceremonia indígena.

Entretanto, el personaje masculino danzaba y acompañaba ocasionalmente con teponaztli (tronco ahuecado con dos lengüetas para percutir), y un personaje femenino recitaba poemas hablando sobre el significado de la vida y la muerte.

Luego de una hora y pico de música ininterrumpida (presentada como un todo, sin pausas y nada de aplausos), Jorge Reyes se despidió del escenario agradeciendo la oportunidad y deseando que hubiéramos disfrutado del espectáculo: “espero que no les haya parecido una música muy rara”, comentó.

A continuación fuimos invitados a la antesala para disfrutar de un festejo al estilo mexicano: sirvieron café y chocolate en tacitas de barro, torta, tamales y calaveritas de azúcar. Jorge Reyes también estuvo allí, conversando con nosotros.

¿Cuál es la música que se escucha en los festejos del “Día de los muertos” en Méjico?

La música varía mucho, la que se pone en las tumbas. Ponen música tropical, música sabrosa, para bailar, romántica, pues de todo…

¿Podés cantar algún pedacito?

Bésame mucho, como si fuera esta noche la última vez…(risas)

¡Todavía te queda voz! Y hablando de voz… en este recital hubo mucho trabajo vocal. En una parte me pareció que cantabas al estilo de los siberianos, Tuva, y no recuerdo haberlo escuchado en tus discos…

Con armónicos, si. Es que también los indígenas hacen ese tipo de armónicos. Estudié en el Tíbet, estudié música en la India, y ahí está la Universidad tibetana…ahí vive el Dalai Lama…entonces estuve ahí como 6 meses estudiando, ya hace mucho tiempo…

Contáme de tu último disco “Pluma de Piedra”, donde fusionás más que nunca tus percusiones y flautas precolombinas con bases y loops electrónicos, junto al músico holandés Piet Jan Blauw…¿cómo lo conociste?

A “Juan Pedro Azul”, si…lo conocí en Holanda, en alguno de los viajes. Pasaron muchos años hasta que hicimos algo juntos musicalmente. Él es más inventor que músico…es constructor de instrumentos y de artefactos sonoros. Ahora toca más, pero en aquel tiempo él inventaba aparatos electrónicos con ondas de radio y antenas, que los tocas en el “viento”. Así fue como lo conocí, más como fotógrafo, artista que hacía instalaciones. Después de varios años estuvimos viendo la posibilidad de hacer un disco juntos, y ya.

Volviendo a la fiesta de los muertos allá en Méjico ¿cómo queda la gente luego de los festejos?

Pues bueno, la gente queda exhausta, se quedan toda la noche, unos duermen, otros no, pero hay mucha actividad en los cementerios. Están llenos de flores, música y comida, y la gente no se va de ahí hasta que amanece. Hasta que no despunta el sol, la gente no se va a dormir. De la noche del primero al amanecer del día dos de noviembre. El mero dos al mediodía no hay nadie en el panteón, está todo solo, nada más quedan las flores y las ofrendas. Las ofrendas se quedan ahí, nadie las toca. Hay muchas ofrendas diversas: unas que son del cementerio y otras de las casas particulares, hasta en oficinas y lugares públicos también, en las plazas, y hay muchas ofrendas como en esta celebración realizada aquí, ahora mismo, en las que la gente llega y se lleva todo. Normalmente la gente va y se come el pan de ahí, toma una fruta o se lleva las flores o una calavera, o una veladorcita. Puede uno llevarse los objetos después de un evento, pero por ejemplo en los panteones se quedan las cosas así tal cual, nadie las toca. Hasta pasan dos, tres meses y ahí siguen las flores. Se llena todo el panteón de flores, unas que solo se dan en octubre y solo se usan para las ofrendas. Se llaman cempasúchtli. Normalmente uno no tiene esas flores en su casa ni las regala, son flores de día de muertos, nada más.

Hablabas de no dormir durante la fiesta e inevitablemente me acordé de las fiestas de los Huicholes. Has usado varias veces grabaciones de ellos en tus discos.

Si, si. Estuve en unas ceremonias, tocan con unos violincitos pequeños, una música maravillosa. He participado de su costumbre, el uso ceremonial del peyote, sus rituales.

En tu disco “Comala” también combinaste los cantos de la curandera María Sabina con tu música ¿cómo se te ocurrió?

Pues tengo una grabación que hice de hace unos 30 años, y cuando hice “Comala” la quise usar. Fue la primera vez que tuve la posibilidad de usar un sampler. Fue por 1987. Y bueno, ahí surgió la posibilidad de meter la voz, tocando el teclado. Es una voz maravillosa.

Muchas gracias por tu música y tu tiempo.

Mucho gusto de estar aquí, como decimos allá: compartiendo.

---------------------------------------

Continuamos tomando chocolate y comentando sobre los discos que estaban a la venta, repartidos a montones sobre una mesa. Una mujer lo acompañaba.

¿Eres la esposa de Jorge?

Si. Mi nombre es Arianne Pellicer.

¿Cómo es ser la esposa de Jorge? Descríbemelo en el plano que quieras…

Pues es bastante excitante (risas). Sí, es muy excitante. Viaja uno mucho, se trabaja con él. Tenemos una hija de seis años. A veces también es agotador. Es muy increíble porque él es muy creativo, siempre está trabajando, siempre está haciendo algo.

¿Cómo lo ayudás en todo esto? ¿cuál es tu parte?

Yo hago el personaje que recita los poemas durante el concierto.

¡No te reconocí!

No pues, estaba yo muy disfrazada.

¿Algunos de esos poemas no son los que se escuchan en el último disco, “Pluma de Piedra”?

Sí, una parte si. Poesía fúnebre de Netzahualcóyotl. Usé uno que dice cuál es la realidad, “el mundo de los descarnados”. Entre los dos dijimos pues qué podiamos hacer, y decidimos que los poemas fúnebres.

Sigo pensando que no te reconocí. En el escenario aparecés tan dura, y ahora mismo sos tan cálida

(Risas) ¡pues si, es que es el personaje del monstruo dual!

¿Te grabó la voz en algún disco? Tenés un sonido bien interesante.

No, pero se viene, ahí viene…

Gracias por tu atención y buena suerte, espero escucharte pronto.

Pues muchas gracias a tí. Adoro estar aquí. Qué maravilla poder viajar hasta acá. Llegamos directo a trabajar pero pude ver algunas cosas ya. Nos vemos.


“¿Acaso es la casa de todos allá,
donde están los que ya no tienen cuerpo?

¿O acaso aquí en la Tierra es el sitio
donde están los que ya no tienen cuerpo?

Totalmente nos vamos.

Nadie perdura en la Tierra.

Las flores no se pueden llevar,
Los cantos no se pueden llevar al reino del misterio.

Totalmente nos vamos.”


(2 de noviembre 2005 - Montevideo, Uruguay)

01 noviembre 2005

Canciones mutantes


Nile Rodgers fue productor de varios artistas. Entre ellos cuentan Sister Sledge, Diana Ross, Daryl Oates and John Oates, INXS, Peter Gabriel, Mick Jagger, Thompson Twins, Jeff Beck, Duran Duran, Grace Jones, Al Jarreau, B52, Eric Clapton, Bob Dylan, Madona, David Bowie y un largo etcétera.

Nile Rodgers adquirió experiencia como guitarrista líder del famoso grupo Chic, creadores de los éxitos “Le Freak” y “Good Times”.

Él dice que “no hay nada más excitante y desafiador que intentar convertir en un bombazo algo que de otra manera sería imposible que lo fuese”.

Let´s Dance:

"Cuando Bowie me trajo los temas, él creía que podrían ser éxitos. Al escucharlos por primera vez pensaba que estaba loco. Yo había idolatrado a este chico toda mi vida -me encantaba Ziggy Stardust, Young Americans y Heroes- pero creía que estaba siendo algo cruel conmigo. Me estaba poniendo a prueba. Quizás quería que actuase como cualquier necio del mundo de la música, diciéndole 'Bien David, esas canciones son geniales'. Eran buenas, pero no consideraba que fuesen éxitos.

"Llamé al menos a tres amigos de Bowie y les pregunté si me estaba gastando una broma. Ellos creían que iba en serio. Entonces empecé a darme cuenta de que un artista como David Bowie podía hacer un superventas estando sujeto a distintos estándares. En otras palabras, podía escribir una canción artística y tener una audiencia que la escucharía."

El camino seguido para llevar al célebre tema Let´s Dance desde sus orígenes hasta la producción final no fue nada fácil.

"Cuando David escribió este tema fui a su casa de Suiza y la tocó para mi en una guitarra de 12 cuerdas como si se tratase de una canción folk. Yo pensé 'no puedes tocar eso, llamarlo Let´s Dance y quedarte tan ancho'. Personalmente, si llamo a una canción Let´s Dance y nadie baila, lo considero un fracaso. "Entonces tocó China Girl, creada con Iggy Pop. De nuevo, no creía que eso pudiera tener éxito. Él pensaba que era genial pero yo no estaba de acuerdo. Si escribiese una canción llamada China Girl y no estuviera acorde con el tema, nadie la escucharía. Creerían que soy el tio más extraño de la tierra. Así que lo que hice fue trabajar el tema con el grupo al completo. Al terminar tenía miedo de tocar la nueva versión, mucho miedo porque creía que no le gustaría en absoluto. Así que le puse a mi lado y suavemente le sugerí que así es como yo creía que debía empezar el tema. Empecé a tocar la intro y quedó maravillado. Así que le dije '¿de veras crees que es bueno? ¡chicos repitámoslo!' y el grupo tocó la canción. A él le encantó y así lo hicimos. Ha sido la vez que más nervioso he estado en mi vida, aunque convertimos aquella canción en un super éxito.”


(extractado de la revista española FUTURE MUSIC Nº 37)

San José de Carrasco II

Camino entre los árboles muy despacio.

La lluvia dejó el suelo marcado.

Ante mis ojos y la penumbra, el escenario se presenta como una delicada geometría. Ramas cruzadas, telarañas mojadas…

Hay gestos invisibles esperando.

Me pongo nervioso, como si algo estuviera mal.

Una delgada pared casi transparente me separa del próximo instante.

El viento me empuja.

Llueve de nuevo y los golpes de las gotas no me aturden.
Me envuelven.

Soy testigo que se desvanece mientras corro bajo el techo.

Puro sueño.